miércoles, 24 de octubre de 2007

Cuento fantasma


Al fin el día del viaje había llegado. Me levanté temprano, me bañé, me cambié, me lavé los dientes y bajé. Mis papás ya estaban listos. Me llevaron al colegio. Ahí me encontré con Viki, mi mejor amiga. Llevaba un bolso exageradamente enorme, pero no me extrañó, siempre exageraba todo. Diez minutos después estábamos en el micro. Todos mis compañeros gritaban y cantaban canciones. El viaje se me hizo eterno. Estaba muy ansiosa por llegar.


Finalmente arribamos. Mendoza era hermoso. El día estaba soleado pero un poco fresco. Cuando llegamos al hotel nos dijeron a qué habitación debía ir cada grupo. A mí me tocó la 411 pero por confusión casi entro a la 412. Cuando el dueño del hotel me vio, me gritó:


-¡NO!, ¡que ni se te ocurra entrar a esa habitación!-


-¿Por qué?- preguntaron varios chicos-


- Bueno… yo en realidad no sé muy bien la historia y tampoco estoy seguro de que sea verdad pero… dicen que ahí hay un fantasma-


Los estudiantes se quedaron callados. Y luego empezaron a reírse a carcajadas. El dueño muy enojado, exclamó que no era algo gracioso sino muy grave. Esto causó más gracia, pero todos hicimos caso y nos fuimos s nuestras respectivas habitaciones. Aunque no me creía mucho la historia, decidí investigar.


Esa noche Viki y yo agarramos una linterna, un cuchillo y unos cuantos invisibles para intentar abrir la puerta. Cuando apagaron todas las luces y los profesores ya estaban en sus habitaciones, nos introdujimos en la 412. Era una habitación normal, como cualquier otra. Después de revisar todo el cuarto y no encontrar nada raro, decidimos irnos. Pero la puerta se cerró sola.


-Debe haber sido el viento- aclaré


Pero la puerta no se abría. Sentí algo atrás mío. Me di vuelta lentamente y pegué un grito. Sentado sobre una de las camas había un chico, más o menos de mi edad. Tenía unos ojos muy lindos y el pelo negro brillante. Sinceramente era hermoso. Me extrañó que usara ropa muy pasada de moda.


-¿Qué haces acá?- le preguntó Viki


- Chicas, por favor no se vayan. Las necesito para volver a tener una vida normal- respondió.


- Perdoname, pero no te entiendo.


- Yo soy un fantasma. Hace once años vine con todos mis amigos a este hotel. Mis compañeros de cuarto me quisieron hacer una broma, pero les salió mal. Mientras yo me bañaba, decidieron entrar al baño y abrirme la cortina. Pero cuando lo hicieron yo me caí por la sorpresa, y me golpeé la cabeza contra el borde de la bañera. Mis amigos fueron a pedir ayuda, pero cuando llegaron, yo ya estaba muerto. Desde entonces no puedo salir de esta habitación. Por eso las necesito. Si me meto en una de ustedes dos, podré seguir viviendo.


-¡¡¡No!!!- exclamé- ¡Nunca te vas a apropiar de mi cuerpo!-


Como yo había leído muchos libros sobre fantasmas, sabía qué hacer. Tenía que encerrarlo en algún lado. En un rincón del cuarto vi un baúl. Perfecto. Le pedí a Viki que lo distrajera, mientras yo lo intentaba abrir. Ella lo hizo muy bien y yo pude levantar la tapa. Luego le dije al chico-fantasma:


-Está bien. Te entrego mi cuerpo.


Cuando él vino corriendo, yo me moví y cerré la tapa. Desde adentro del baúl se escuchaban gritos:


-¡Déjenme salir! ¡Ahora me voy a vengar!


Y dicho esto, todo quedó en silencio. Mi amiga y yo salimos de ese horrible cuarto y nos acostamos.


A la mañana siguiente, cuando nos levantamos, decidimos no contarle nuestra aventura a nadie.


Los días restantes la pasamos genial. Nos divertimos mucho. Pero el momento de irse llegó. Con Viki nos sentamos atrás de todo. En el medio del viaje estábamos hablando, cuando miré por la ventanilla y vi que un chico de hermosos cabellos negros y ropa pasada de moda nos estaba siguiendo.


Alma Gandini

2 comentarios:

  1. ME ENCANTO EL CUENTO ALMAA!
    ESTA MUY BUENO EL BLOG,
    BESOS
    MILE

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  2. Pobre fantasma, encontrarse a esas chicas...
    Gracias por la publicación, Paula

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